DE AYER A HOY
Cuántas veces paseándonos del brazo
por el jardín, los dos,
como gentes que saben lo que tratan
hablábamos de amor.
Y él me dijo: está siempre en mis labios
el nombre del Señor;
mi madre eternamente en mi memoria
y tú en mi corazón.
Más tarde (cuando vino del colegio)
me abrió su corazón
y allí tenía ilusiones y esperanzas,
pero...no estaba yo.
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